viernes, 2 de abril de 2010

NESTOR MELANI OROZCO


NESTOR MELANI OROZCO

CARTA A MANUEL ROJAS

LOS ESPACIOS SOCAVADOS

Encontré los sonidos en LOS ESPACIOS SOCAVADOS, era el amanecer donde cada día despiertan las campanas con sus lenguajes milenarios de la existencia, las mismas melodías de los siglos donde están los colores y donde he estado siempre en la vida.

Me escapé en la luz violeta que hicieron los rojos y los azules, allí estaban los mensajes, la prosa dirigida al concierto de almas y las almas éstas mismas que nos acompañan esperaban de nosotros muchas rosas. Hubo un sonido de sombras que tienen el aroma de los pueblos con cántaros y formas que cada hora hacen de la memoria recuerdos y llantos, están aquí, vienen se tornan en presagios y adivinan los silencios para encarnar en “El Mago” del rojo y de la mujer que se llevaron los vientos. Vi las palomas del blanco de zinc con seda fabricada de los versos de aquellos poetas muertos que una vez fueron en las ventanas vigilantes de los sueños para hacer de las ceremonias este enigma de los pigmentos y este lugar de los silencios.

Amarillentas imágenes de los fotógrafos como si las hubiesen manchado de café para saber en la margarita la persistencia de los ecos y junto a los locos del cuarto oscuro saltando de los telones donde estuvieron dibujados los actores del grito mágico para entender que ahora no están los niños que jugaron a la guerra y llevaron pedazos de pan a los túneles donde los ratones contemplaban pasar las zapatillas nacaradas. Todo hizo de nosotros un cuarto lleno de péndulos y los retratos sobre los tableros del torneo; las damas y los reyes encontraron “Los Espacios Socavados” mientras el caballo de Ledezma cabalgó sobre las arenas rojas para encontrar junto a las piedras muertas de sed al poeta esperando los siglos. Amigo de Locuras, Pintor y mago donde los gitanos llevaron las prendas para hacer el pentagrama de una sonatta escrita para la canción del violín. Allí vino para escuchar los mensajes de Rimbaud y llenándose de alegría entendió el rostro de una mujer que silenciosa nunca dijo los secretos. El amanecer fabricó en el alba todos los cantos y las aventuras de noches pasadas con “Luna Salvaje” hicieron del llanto solo presagios y no espantos, mientras las manos tomaron el barro para el tesoro junto a la aurora, creándose el único rostro de los azules donde habían estado los cruzados era el mismo de los mares, donde regresa el solo y las golondrinas evocan sonidos de la montaña.

Todo el ritual del amanecer se convirtió en aromáticas esencias vi pasar siglos desde Zarathustra hasta la divina Beatriz del Dante Florentino para saber de los espacios, para entender cuán grande estuvo el reino frente a las huellas de San Agustín dejar los cimientos del camino la única rosa que extrajeron en aquel amanecer en el lugar de los “Espacios Socavados”

MANUEL ROJAS, amigo hacedor de relojes y tiempos aquellos del templo de las palabras y entre azul de infinitos escriben con tintes las cartas para la elocuente presencia de muchas generaciones. Hoy encuentro en tu libro todo el ritual para hacer de la magia un signo de banderas con grabados tomados de los astros y burilados de diamantes donde se mira la socavada piedra de mármol y de los sueños para dejarnos en reflexiones y gritar frente a los espejos el mensaje de las almas para los dioses ausentes del ruido.

Encontré en tu libro toda una composición de grandes palabras, de imágenes con dibujos mágicos y entre blancas tintas una portada de Freddy Pereira y sobre todas las cosas el mensaje para revivir y junto a las estatuas dormidas revisar el nombre uno a uno de la presencia de los tiempos.

Un color de poeta tienen los mensajes y entre el vuelo legendario de las polifonías retornan las frases para hacernos partícipes verdaderos de la obra donde están los sueños. Existe un sonido envuelto de canto y genio, de pasos, huellas y solo viajeros. Los Espacios Socavados. Nov de 1994.

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