
Pero Sábato fue, ante todo, un gran investigador. Un científico, admirador de uno de mis más admirados filósofos: Bertrand Russell. Y creo que esa experiencia permitió desarrollar el escenario de lo que serían sus otras dos novelas, que en nada se parecen al Túnel. No obstante sus obras, las novelas, tienen la marca del existencialismo, y eso ya las salva del anonimato.
Su vida pública está llena de controversias, pero no quiero entrar en detalles políticos de una época en Argentina que desconozco, sobre todo lo que tiene que ver con el gobierno de facto impuesto por la llamada Revolución Libertadora en donde Sábato participó, en un principio, y luego renunció a causa de la tortura a obreros y ciudadanos comunes. Aunque no comparto algunas posturas de tendencias fascistas de Sábato, dicen los críticos, al menos considero una de sus declaraciones como loables:
"La formidable crisis del hombre, esta crisis total, está sirviendo al menos para reconsiderar los modelos. Y no es casualidad que en diferentes partes del mundo empiece a reivindicarse otro tipo de socialismo, más cercano a aquel que preconizaba Proudhon, o al que en nuestros tiempos han sostenido espíritus nobles y lúcidos como Mounier, entre los cristianos y Bertrand Russell, entre los agnósticos. [...] Un socialismo que respete la persona, que termine con la alienación y la sociedad de consumo, que termine con la miseria física pero también con la espiritual, que ponga la técnica y la ciencia al servicio del hombre y no, como está sucediendo, el hombre al servicio de aquellas. Un socialismo descentralizado que evite los pavorosos males del superestado, de la policía secreta y de los campos de concentración [...][38]
Debo decir finalmente que Ernesto Sábato es uno de los escritores más importantes en mi vida, y quizás en muchos venezolanos y latinoamericanos que leímos con devoción y con pasión sus novelas; quizás algún día pueda leer sus ensayos, por ahora debo leer una vez más El Túnel, un día de estos, cuando crea conveniente regresar a esos primeros libros de mi vida...
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