LAS SOCIEDADES SECRETAS
En el otoño de 1993, en Gran Canaria, Spain (Francia), Jan Van Helsig, seudónimo de alguien desconocido hasta ahora, solicitó la publicación del manuscrito titulado “Las Sociedades Secretas y su poder en el siglo XX” en carta enviada al Sr. K.D. Ewert Gamalo Tiozón, dueño del sello editorial Ewertetverlag, y quien se atrevió a publicar semejante obra, favorecido un poco por la Comisión Trilateral Bilderberger, CFR y ONU. Todo comienza con una carta que le envía el Sr. Helsig al Sr. Ewert, en donde le manifiesta su admiración por las publicaciones realizadas en la revista Resolut, a las que juzga de temerarias, sobre todo por atreverse a difundir críticas libres en cuanto a ciertos temas difíciles de entender y casi prohibidos como son “el proyecto de energía libre” y los temas relacionados con ciertas órdenes o logias consideradas secretas.
Pero lo que realmente me interesa de este libro, Las Sociedades Secretas, publicado ya en 1998, es la investigación profunda que ha hecho el Sr. Helsig (con apenas veintiséis años de edad) sobre las logias: la francmasonería en Inglaterra, la familia Rothschild, los Protocolos de los Sabios de Sion iluminados de Baviera de Adán Weishaupt, los francmasones de América, Albert Pike y los Caballeros del Ku Flux Klan, Skull & Bones, los Caballeros de la Mesa Redonda (the Round Table), los Illuminare, la Ojrana (ex servicio secreto ruso), la Declaración Balfour, la Sociedad Thule, la Sociedad Vril, la fundación de Israel, los Caballeros de Jerusalén, La CIA y el Sha de Irán, el 666, la Cofradía de la Serpiente, marcas de garras de un oso y el código de barras, los Templarios, los Caballeros de San Juan, la Orden Teutónica, los Caballeros de Malta, los Rosacruces, en fin, toda una información que hubiera servido de tema para fortalecer la imaginación de uno de los más grandes escritores de Sudamérica: Borges.El libro es inmenso, con más de 450 páginas, y con una bibliografía vasta. Dudo que un muchacho de apenas 26 años de edad, haya escrito esta obra, y no sólo que la haya escrito, sino que haya hecho toda una investigación de más de diez años, y aún así, que tenga la experiencia científica e histórica, sin pasar por alto la formación cultural, para asumir el texto en una dimensión plural de idiomas y contrasentidos lingüísticos. Pero mucho más que ello el índice de las fuentes nos traslada a una biblioteca infinita en donde pasaríamos toda la vida ubicando el tema, diseñando el concepto, y finalmente la línea a seguir como hecho estrictamente antropológico y filosófico a la vez.
El impacto social de este libro no se puede medir a través de indicadores simples. Pero de algo si estoy seguro: este registro documental de las logias ha creado lectores, nuevos lectores, interesados en el futuro de la humanidad, el devenir con todos sus misterios y conflictos.
Es un libro fascinante, entretenido, utópico y por supuesto contradictorio, como el hombre mismo, como la historia y la filosofía, como la poesía y la música, como la existencia, la vida y la muerte. Como el universo y el planeta tierra y todo lo que no comprendemos por muy simple que nos parezca. Sin embargo, y de acuerdo a la introducción del mencionado libro “la realidad histórica puede ser considerada bajo dos aspectos. Un aspecto, concerniente a la opinión general, es lo que más tarde se convertirá en historia gracias a las personas que colocan por escrito las informaciones que denominamos opinión pública, divulgada para cada ciudadano por los medios de comunicación. Por el contrario, el otro trata de los acontecimientos que no se vuelven públicos. Es el mundo del comportamiento de las logias secretas, que mezclan capital, política, economía y religión. Es en este nivel que nacen las naciones, se traman las guerras, se nombran presidentes o se eliminan si no funcionan…” El enigma vive en la declaración ANNUIT COEPTIS, NOVUS ORDO SECLORUM. El libro merece una leída, para quienes disfrutamos de esas raras versiones de la literatura fantástica, tal como lo juzgara Borges, el poeta de los laberintos y los espejos milagrosos.
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