Manuel Rojas
Rinde homenaje a los caídos. A aquellos que no volvieron a ver la llegada del crepúsculo. Sus versos frescos y citadinos nos invitan a ese vivir y morir al que nos enfrentamos tras cada paso: “Uno nunca sabe que hacer con tanta lluvia/acumulada en los ojos/[…] La niña que tocaba un violín ayer/hoy arrastra una manta por las calles/El niño que jugaba con carritos de madera/ y comía hamburguesas McDonald´s/Hoy porta un arma en medio de la noche/ La flor y el espejo se nos marchan/con el último recuerdo de la infancia…” La ausencia de signos de puntuación en algunos poemas son muestra de una poesía libre y actual que nos hace ver escenarios en los que se mezcla la calle, la vida en el barrio y otros episodios que nos harán festejar tanto la vida como la muerte.
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