miércoles, 16 de marzo de 2011

LA ASPIRACIÓN AL LUJO

TRAZOS

MANUEL ROJAS

SEXTO PROTOCOLO DE LOS SABIOS DE SIÓN:

LA ASPIRACIÓN AL LUJO

El Sexto Protocolo de los Sabios de Sión es muy claro: “Para acelerar la ruina de la industria de los gojim nosotros suscitaremos en ellos una sed insaciable de lujo. El mortal común no tendrá sin embargo el placer de alcanzarlo, pues haremos de suerte que los precios sean cada vez más altos. Así, los trabajadores deberán trabajar más que antes para satisfacer sus deseos. [...] Estarán presos en la trampa del sistema antes de haber podido identificarlo.” Ya, en un anterior artículo, expliqué sobre el término gojim (no judío) o en todo caso “gentil” que discrimina su condición natural territorial ante las demás nacionalidades. Pero el tema no es ese. El Protocolo, como dije antes, es muy claro. El mundo que nos ha tocado vivir está diseñado para ser destruido. Su vida útil probable ya está a punto de caducar. No olvidemos que esto fue acordado clandestinamente, en 1773, en la calle Judenstrasse, en Frankfurt, en una reunión que hiciera el Sr. Mayer Amschel Rothschild con doce socios capitalistas judíos, adinerados e influyentes (de hecho, los Sabios de Sión) para estudiar un proyecto que controlaría toda la fortuna mundial, y desde ese entonces han corrido muchas aguas bajo el mismo puente. A sabiendas de que el planeta no resiste más, por los problemas que ya sabemos, los dueños del mundo nos ofrecen un abanico de productos de alta costura tecnológica (que no es malo) pero nos diseñaron un sistema de vida ostentosa, de confort (creo que es el término más adecuado para designar tal situación), de glamur, de opulencia; un proceder burgués en donde no tiene cabida la humildad de Jesús, de Gandhi, o Krisna. El escenario está confeccionado para impulsar el más ruin de los pecados humanos: la avaricia. Pero este no se adquiere en una botica, este se aprende como cualquier otra norma de vida, o como una ley natural a la cual se debe supeditar sin mayores conflictos existencialistas. Se aprende a través de los sentidos, bajo el efecto de aquello que Marx tildó como “alienación”. En otras palabras nos educaron para ser avarientos, consumistas, codiciosos, para vivir en un derroche de lujos en todos los aspectos. Para adquirir lo que a veces no podemos obtenerlo por los caminos regulares. De ahí que el sistema de vida que afrontamos luce apretado, con un lado más ancho que el otro. Esto por supuesto ha generado la terrible línea que nos separa entre los que pueden y los que no pueden aspirar a estos estilos de vida, obligándonos por consiguiente a entender que el escenario en donde nos desenvolvemos está signado por una franca diferencia de clases y que el dinero es la manzana de la discordia. Que las grandes ciudades del planeta están divididas en dos territorios, los del este y los del oeste, como Caracas. Los del norte y los del sur, como Latinoamérica, los países desarrollados y los llamados países del tercer mundo. Unos, los que pueden aspirar al Protocolo, viven en grandes emporios urbanísticos, resguardados de las calamidades de la lluvia y del efecto del sol; en casas señoriales, en mansiones elegantes, los otros conviven en la más terrible miseria, sobre los cerros o a orillas de pestilentes quebradas. Pobres, enfermos, desvalidos. Atrapados, ambos sectores, en la trampa que nos tendió el acuerdo de los que dominan el mercado. La lucha del obrero por un salario justo, las protestas sociales, el hambre, la delincuencia, el dolo, el narcotráfico, el secuestro, el asesinato, son tan sólo consecuencias de la misma raíz. ¿Cómo aspirar a una vida mejor, sana, equilibrada, honesta, feliz, sin ser masa moldeable del sistema rentista? ¿Cómo vivir en un mundo sin apetencias al lujo desproporcionado que nos ofrece el sistema capitalista? ¿Cómo entender que estamos atrapados en una red que nos ahorca sin contemplación? ¿Cómo aprender a aspirar sólo lo necesario para vivir dignamente? ¿Cómo entender que estamos asfixiados -la mayoría gente pobre- que no puede ante el exceso de costos de bienes y servicios para cubrir las necesidades básicas de la sociedad? Bienes y servicios importados que nos suministran las grandes trasnacionales norteamericanas, europeas y asiáticas, con productos de marca únicos en el juego de transacciones de la oferta y la demanda, y por ende casi insustituibles, cuyos dueños viven en el paraíso, construyendo inmensos inmuebles, armas sofisticadas, autos lujosos, trajes de última línea de moda, ciudades excelsas, en fin toda una constelación de arte de la vanidad, sin que a ellos le preocupe el hambre desatada en los países más pobres de mundo, como Haití, El Salvador, África, entre otros, ni el desequilibrio ecológico que padece el ecosistema. Sin lugar a dudas, El Sexto Protocolo de los Sabios de Sión se ha cumplido. Tomado de “Las Sociedades Secretas y su poder en el siglo XX”, de Jan Van Helsig (Editorial Ewertverlag 1998) hormigasdepapel@hotmail.com y http://trazos-trazos.blogspot.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario