miércoles, 16 de marzo de 2011

TRAZOS

MANUEL ROJAS

LA GUERRA COMO POLÍTICA SECTARIA

¿Es posible que sólo la industria armamentística saque provecho de ello? Tomo casi literalmente la información que nos trasmite Van Helsig en su tratado universal titulado “Las Sociedades Secretas y Su Poder en el Siglo XX”: No es ninguna novedad que un tercero saque ventaja de la guerra entre dos países. Es bien sabido que “cuando dos personas contienden entre sí, una tercera se alegra”. Ya sea que apliquemos la frase a un país o a un planeta entero, veremos cómo se cumple. Por ejemplo, los sistemas bancarios que hacen un préstamo a un país beligerante, tienen interés en que la guerra no termine pronto.

Es por medio de guerras y perturbaciones que se puede impulsar a un pueblo a aceptar, e incluso a desear, que surjan instituciones que él jamás habría espontáneamente consentido (por ejemplo: la OTAN, la ONU). Entre tanto, para aquéllos que no se interesan especialmente por eso -excluyamos a los muertos – no existe una relación entre las guerras de los dos últimos siglos. ¿Qué lleva a los seres humanos a odiarse indefinidamente hasta el punto de matar a sus propios congéneres? ¿Qué es tan importante como para llevarnos a exterminar una vida? ¿Acaso no aprendimos nada de los cientos de miles de seres humanos muertos en las guerras, y del sufrimiento que ello ocasionó? Tomemos, por ejemplo, a la ex - Yugoslavia, en la que muchos pueblos que vivían en paz desde hace décadas, acaban de masacrarse. ¿Qué lleva de repente a esos seres humanos a considerar como sus peores enemigos a sus hermanos, que vivían en la misma ciudad, hablaban la misma lengua, usaban las mismas vestimentas, compartían el mismo amor, las mismas alegrías, los lloros y las risas? ¿Qué hace que maten a sus niños, violen a sus mujeres y envíen a sus esposos a campos de concentración? ¿No resuena nada en nosotros? ¿Será que verdaderamente son motivos ideológicos, propios de ciertos grupos, los que causaron esa guerra? ¿O será necesario encontrar quién está detrás de esto? ¿Quién puede asumir la parte del tercero? ¿De dónde proviene, pues, la idea preconcebida del adversario, inculcada en el ser humano por las religiones, los libros escolares y por los medios de comunicación?

¿Cuál es el objetivo de las personas que están en la base de esta idea y sobre la que machacan constantemente? ¿Quién saca provecho de la creciente hostilidad y de la degeneración de la humanidad? ¿Quizá Satán, Lucifer, Ariman, Baphomet u otras entidades “intangibles”, a quiénes gustosamente les echamos la culpa? Por supuesto que detrás de una guerra hay ciertamente una forma de pensar y de actuar ideológicamente. Hay un objetivo trazado a lo largo de los años para dominar económicamente una nación. Según Van Helsig, las guerras tienen en su fondo un carácter sectario. Están al frente, ya lo dijimos en anteriores artículos, personajes acaudalados que representan o pertenecen a órdenes secretas o logias concebidas para tales fines. También asegura que no todas estas organizaciones tienen este fin, algunas de ellas profesan cultos de luz (llamados así entre ellos) cuyos objetivos buscan el bien material para vivir dignamente en comunidad. hormigasdepapel@hotmail.com o http://trazos-trazos.blogspot.com/

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